Difícilmente no haya usted escuchado hablar de los ácaros alguna vez, pero, probablemente tiene poca información sobre estos compañeros habituales de los seres humanos.
Los ácaros pertenecen al amplio grupo de los arácnidos, al que también pertenecen las arañas y los escorpiones, entre otros seres diminutos.
Se encuentran en ambientes naturales, pero además, existen enormes poblaciones de estos animalitos en nuestro hogar, sobre todo viviendo en nuestros colchones, almohadas, peluches y alfombras.
En nuestra casa, los colchones de las camas constituyen su refugio ideal y suelen incrementarse de manera notable en épocas de altas temperaturas y lugares con niveles de humedad elevados.
Un estudio japonés sobre colchones evidenció que más del 90 por ciento de las camas contenían ácaros. A esto se suma el hecho conocido de que en un solo colchón habitan alrededor de dos millones de ellos.
Estos que viven en nuestro hogar y que son conocidos como ácaros domésticos o del polvo se alimentan de las células muertas de nuestra piel que desechamos cada día y son, en su mayoría, invisibles al ojo humano.; pero no tan inofensivos como pueden parecer pues son las principales causas de alergia en los seres humanos.
Extraordinariamente, no son los ácaros sino sus restos fecales los que tienen un potente poder alergénico en las personas y con esto afectan su salud.
Son dichas partículas fecales halladas en suspensión en el aire, al ser inspiradas y penetrar en nuestro sistema respiratorio, las que provocan las respuestas fisiológicas y bioquímicas que se traducen en reacciones alérgicas, asma, eczemas y rinitis alérgicas.
En materia de salud, los síntomas de la alergia común a los ácaros del polvo incluyen taponamiento nasal, secreción, estornudos y picor (rinitis) o incluso episodios de asma bronquial caracterizados por dificultad respiratoria, accesos de tos y la escucha de silbidos, también se pueden producir picor de ojos y lagrimeo.
Lo peor del caso es que presentan una impresionante habilidad de adaptación y de resistencia a las condiciones desfavorables.
De esta manera, solo podemos aspirar a disminuir lo más posible sus poblaciones tomando medidas de higiene elementales, que deben ser más estrictas en el caso de personas altamente sensibles a las alergias.
Debemos evitar objetos que acumulan polvo como las alfombras, lavar las sábanas con agua caliente, evitar zonas de humedades permanentes en el hogar y mantener la higiene de nuestras mascotas, son algunas de las medidas básicas más eficaces para combatir los ácaros.
Otras medidas eficaces para controlar los estos animalitos implican mantener el aire limpio, pues el aire limpio es sinónimo de salud, o al menos, de una reducción al mínimo de su peligrosa presencia resulta el mantenimiento de una limpieza correcta y frecuente de nuestros ductos de aire.
El control de los ácaros dentro de nuestra casa además, requiere la realización de una desinfección lo más completa y frecuente posible de nuestros colchones, almohadas y peluches.
En materia de decoración, lo ideal es eliminar los objetos que acumulan polvo porque estos pueden acumular también ácaros; igualmente, elimina alfombras y otros refugios que estos tienen como son los muebles que acumulan polvo en los dormitorios y las cortinas no lavables.